El Colt cumple 180 años

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Tras la Guerra de Secesión americana, se decía: “Puede que Abraham Lincoln haya hecho libres a todos los hombres, pero Samuel Colt los ha hecho iguales”. Y con esta mítica frase se recuerda aún hoy al hombre que, aseguran, inventó el revólver, ‘El Igualador’, hace ahora 180 años y que financió sus primeros pasos en la industria armamentística vendiendo gas de la risa de pueblo en pueblo.
Su padre tenía una fábrica de tejidos de seda, pero Samuel Colt prefería los revólveres y los explosivos. A los 10 años invitó a sus vecinos, mediante octavillas, a contemplar cómo hacía volar una balsa en el lago con una suerte de mina submarina y a los 16 destruyó, en un experimento, parte del centro en el que estudiaba. Acabó levantando la más legendaria empresa de armas del mundo y convirtiendo su invento en leyenda.
Colt, en realidad, no inventó el revólver, pero sí perfeccionó y patentó el artilugio tras observar, en lugares tan distantes como Londres o Calcuta, las distintas pistolas giratorias de varios cañones rotativos que ya existían (revólveres pimenteros). En los inicios de la década de 1830, inició un viaje que le llevó a conocer diversas armas con tambor y a decidirse a mejorar la herramienta, lo que consiguió aprovechando el entonces revolucionario sistema de percusión y asociando el tambor con la operación de montar el arma. Estos detalles hacían el arma más práctica, pero, además, sumó a ello una forma de fabricación en cadena de montaje que sí supuso una revolución en un momento en el que la fabricación de armas y su munición era básicamente artesanal. Y cuentan que sufragó su primer prototipo con el dinero que obtuvo de feriante, de pueblo en pueblo, mostrando a los aldeanos los efectos del óxido nitroso (lo que hoy llamamos gas de la risa). Decía ser el doctor Coult de Calcuta y ser licenciado en Química.

Así, lo que inventa Samuel Colt es el arma de seis disparos, con cilindro giratorio (el tambor) y martillo percutor. Las modificaciones de Colt convirtieron el revólver en un arma realmente eficaz, lo que pudo comprobar en 1841 un ranger llamado Jack Hays que, un buen día, según una historia que ya es leyenda, se encontró cercado por una banda de comanches. Disparó su rifle y, teóricamente debía volver a cargarlo, lo que daba un amplio margen de acción a sus enemigos, sabedores de tal desventaja. Sin embargo, el ranger sacó aquel invento de Colt (un Colt Paterson, para ser más exactos) y abatió a los enemigos. A partir de entonces, el arma se hizo famosa con el nombre de ‘El Igualador’ y propició un dicho popular: “No temas a ningún hombre, no te importe su tamaño, sólo confía en mí, yo os igualaré a ambos”.
(Texto de ‘El arma del crimen’, en preparación)